8 Cosas Que Nunca Tienes Que Hacerle A Un Recién Nacido

Los bebés recién nacidos encuentran tranquilidad con sólo sentir de cerca a su madre, oler su piel y sentir su voz. Y sin duda su madre también sentirá muchas sensaciones preciosas, pero también puede que se vuelva un manojo de nervios, en especial si es primeriza.

La familia entera y sus conocidos suelen darles consejos a las mujeres embarazadas. Sumado a los cursos prenatales y los cientos de páginas de internet, seguramente el exceso de información -que muchas veces puede ser contradictoria- nos hará dudar sobre qué consejo seguir.

A continuación te comentamos de algunas situaciones por las que tu bebé jamás debería pasar, para que comiences con un buen pie la maternidad y tengas una orientación que sirva a la hora de elegir a quién escuchar y a quién no.


No lo ignores

Nunca lo dejes solo, aunque sea en su cuna, cama, cambiador o algún cuarto. Los bebés recién nacidos no se deben ignorar en ningún instante porque siempre puede necesitar algo.

La creencia de que los bebés necesitan independencia no corre acá, pues el tiempo para ese aprendizaje vendrá más tarde. Ahora debes preocuparte de esta criatura que recién se está acostumbrando al mundo luego de pasar 9 meses en tu útero, donde sólo escuchaba tu voz.

Si no te tiene cerca, seguramente llorará. Y llorar es su única forma de comunicación, pues como no sabe expresarse mediante palabras y códigos sociales que aún no entiende, llorará cuando tenga hambre, su pañal esté sucio, le duela algo o simplemente te esté extrañando.

Siempre está atenta a su llanto y, de ser posible, instala monitores de sonido para que sepas cuando no estás en el mismo cuarto que tu bebé y se pone a llorar.


Nunca amamantes con horario

Aunque es el más exigente, el camino de la lactancia materna sin duda es satisfactorio pues sirve para fortalecer el vínculo y sentir el amor mutuo. Si pudiste elegir este camino, ten claro que la lactancia debe ser a libre demanda, pues los horarios de alimentación de cada 3 horas se usan para aquellos recién nacidos alimentados con fórmulas lácteas.

Como los bebés tienen un estómago más pequeño, se llenan más rápido. Por lo mismo es que necesitan alimentarse con mayor frecuencia, con intervalos que incluso llegan a la hora. Este constante amamantamiento ayudará a aumentar tu producción de leche.


Nunca lo dejes llorar

Nunca falta quien sugiere que el bebé debe dejarse llorar en su cuna para que no se “malacostumbre” o no termine cayendo en “manipulaciones”. Pero la manipulación es un concepto adulto que no aplica a los bebés.

Si un bebé que llora no es atendido, en algún momento dejará de llorar porque ha entendido el mensaje: a nadie le interesa qué es lo que le sucede.

Como su única manera de comunicarse es el llanto, llora cada vez que necesita algo: quizás tiene hambre, ensució sus pañales o tiene mucho calor o frío. Puede que incluso tenga malestares o dificultad para respirar. Los bebés no pueden solucionar estos problemas por sí mismos, así que procura ir en su ayuda.


Nunca lo dejes solo mientras duerme

Los recién nacidos no duermen como los adultos, pues se despiertan cada dos o tres horas para buscar a su madre y volver a dormirse o para comer. A medida que vaya madurando, sus horas de sueño serán más largas.

Si no te convence el colecho, pon su cuna cerca de tu cama para que puedas atenderle lo más rápido posible y para que no tengas que levantarte tantas veces en la noche.


Jamás lo sacudas bruscamente

Tras varias noches de mal dormir, puede ser desesperante que tu bebé continúe llorando y es fácil caer en la tentación de sacudirlo debido a la impotencia, pero es muy peligroso para tu recién nacido.

Las sacudidas bruscas no ayudarán a que tu bebé deje de llorar, al contrario: se asustará y puede que llore con más intensidad. Esto sin contar los riesgos de que se lastime su frágil anatomía. De hecho existe el Síndrome del Bebé Sacudido, así que recuerda tener especial cuidado al manejarle. Los abrazos cariñosos le darán la tranquilidad que necesita.


Negarle tus brazos

Estar en tus brazos le relaja. Además, los bebés no pueden valerse por sí mismos y necesitan la protección y el apoyo de los brazos de su madre.

Estudios señalan que el amor materno influye demasiado en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños, así que si no consigue una educación afectiva correcta es probable que desarrolle problemas emocionales en el futuro.

Otras investigaciones señalan que los abrazos mejoran la autoestima y el bienestar psicológico de los niños. Además, ayudan a estrechar el vínculo entre ustedes.

Tampoco es necesario que lo tengas en brazos todo el tiempo, lo que sería imposible, pero basta con que le muestres tu cariño cada vez que puedas.


Nunca lo castigues

Las nalgadas y golpes no son herramientas educativas, son violencia. Por lo mismo, el bebé aprenderá a desconfiar de sus cuidadores y comenzará a suprimir sus necesidades, desconfiando de sí mismo pues ya no pensará que sus impulsos son importantes. Así, se acostumbrará al estrés y al dolor.

La crianza necesita paciencia. Es importante que aprendas a regular las emociones negativas que te azotarán en algunos momentos, así garantizarás que tu bebé crezca como un adulto empático y cooperativo.

Estudios concluyeron que los bebés cuya crianza fue basada en el apego mostraban un desarrollo cognitivo y lingüístico mayor. Es una prueba de que castigar no es una forma eficiente de educación, porque el bebé no entenderá este comportamiento. Sólo le generará estrés y puede que por lo mismo su crecimiento intelectual se ralentice.


Nunca desconfíes de tu instinto

Siempre habrán miles de opiniones, experiencias y teorías, y está bien escucharlas para tener cierta orientación. Pero siempre ten claro que al final quien decide qué hacer eres tú.

Los círculos de madres pueden ser un gran apoyo al comienzo, pero si tu corazón dice que escojas un camino distinto, siempre confía en ti misma.


La maternidad no es fácil, pues nadie ha nacido sabiendo y no hay una fórmula mágica que funcione para todas. Es importante que sepas cuándo pedir la ayuda necesaria a tus cercanos o a especialistas, siempre que sigas siendo dueña de tus decisiones.

Puede que los primeros meses sean muy duros, pero siempre recuerda disfrutar las miles de experiencias hermosas que contienen y que recordarás por toda la vida. Los momentos difíciles quedarán atrás y lo bello siempre se guarda en el corazón.