8 Razones Para Dejar De Incluir El Pan Blanco En Tu Dieta ¡Tu Cuerpo Te Lo Agradecerá!

El pan ha formado parte de nuestra dieta desde hace varios siglos atrás, sin embargo últimamente muchos han comenzado a cambiar su hábitos alimenticios dejando de lado los carbohidratos y las harinas, consiguiendo un estilo de vida mucho más saludable.

Los cambios de quienes han dejado de lado los productos elaborados con harina son impresionantes y van desde mejoras en la condición de la piel, hasta conseguir el peso ideal y sentirse mucho más energéticos.

Diferencias entre el pan blanco y el pan integral

Existe una gran diferencia entre el pan elaborado con harina de trigo (pan blanco) y el que se elabora con harinas integrales, como de centeno, avena o salvado, incluso con harina integral de trigo.

Esto sucede porque en el siglo XX la harina comenzó a producirse industrialmente y eso empeoró considerablemente su calidad. Esto provocó que los productos derivados de esta harina ya no siguieran siendo tan beneficiosos para la salud como antes, por lo mismo debieses dejarlos fuera de tu dieta para mejorar tu salud.

Producto alimenticio inútil

El trigo es rico en vitaminas, pero todos sus nutrientes desaparecen durante el procesamiento del grano y la elaboración de la harina. Incluso la harina blanca de calidad superior solo tiene un 30% de sustancias útiles y pierde sus beneficios en 2 semanas, cuando la vida útil de la harina son 12 meses.

Por lo tanto el pan blanco simplemente está hecho de polvo blanco que no beneficia ni aporta nada a nuestra salud.

Falta de sabor

El pan blanco no tiene sabor y por lo mismo sirve para acompañar el resto de los alimentos como la carne, las sopas o los quesos. Por el contrario el pan integral podría mejorar increíblemente el sabor de estas comidas.

Toxicidad

El pan blanco que consumimos está elaborado con harina refinada, esto quiere decir que el trigo se cultiva a gran escala y para aumentar su producción y cosecharlo en menos tiempo, se rocía con pesticidas, además se trata con compuestos químicos para eliminar hongos y roedores.

Pero eso no es todo, para que la harina sea más blanca se utiliza peróxido de benzoilo, pirosulfatos de sodio y calcio y dióxido de cloro, las mismas sustancias que se usan en el lavado de ropa.

Erupciones en la piel

Las erupciones en la piel suelen provocarse por las reacciones al gluten contenido en el pan, ya que no se elimina del cuerpo y se acumula en las paredes del tracto intestinal, dañando sus vellosidades.

A medida que pasa el tiempo también se daña la función de absorción de nutrientes.

Trastornos digestivos

El gluten también afecta la integridad de las células en el intestino, por lo tanto, se adquieren trastornos en el sistema digestivo. A diferencia del pan blanco, el integral contiene fibra, por lo tanto 5 o 6 rodajas de pan integral al día proporcionan la cantidad de fibra diaria recomendada.

Envejecimiento prematuro

El pan blanco no contiene los nutrientes necesarios para que el organismo se desarrolle correctamente, por lo tanto el cuerpo no puede mantener la frescura ni la juventud que debería. Esa es una de las razones por las que las personas que suelen consumir harina refinada parecen mayores a su edad.

Adicción

La harina blanca provoca una brusca liberación de azúcar en la sangre y la producción de insulina. Pero al igual como sube, baja repentinamente y te dan más ganas de comer carbohidratos para sentir nuevamente ese subidón de energía.

Los saltos bruscos en los niveles de azúcar en la sangre pueden conducir a la diabetes.

Sobrepeso y obesidad

Más del 70% de las personas que excluyen el pan de su dieta, bajan de peso durante las primera dos semanas. Esto sucede porque 100 gr. de harina blanca contiene solo 0,6 gr. de fibra y el resto de su contenido se acumula en los muslos, las caderas y el abdomen en forma de grasa.

El índice glucémico del pan es más alto que el de las barras de chocolate y el almidón de los productos de panadería se descompone tan rápido que entra al torrente sanguíneo en forma de glucosa, provocando que sientas hambre rápidamente.

Comienza a prestar más atención a los productos que consumes y prefiere siempre la elaboración artesanal o incluso propia de los alimentos.