Misterio Prehistórico: Hace 13 Mil Años Una Mujer Escapó Junto A Niño En Brazos

¿Cuáles eran las preocupaciones, miedos o inquietudes de los humanos en la prehistoria? Las huellas de la caminata prehistórica más larga jamás encontrada dan cuenta de la misteriosa historia de hace 13 mil años, con una mujer como protagonista.

Sobre una superficie pantanosa, sorteando lodo, fango y toda clase de obstáculos, camina rápidamente una persona de baja estatura. Su ritmo demuestra que avanza aproximadamente a 1,7 metros por segundo en una sola dirección, como si tuviera urgencia por llegar a su destino.

Sus huellas, conservadas durante decenas de miles de años en lo que ahora es un lago seco y en apariencia desértico, aportan un dato aún más revelador. Los pies de la persona se apoyaban con más fuerza hacia el exterior, deslizándose entre el suelo húmedo y resbaloso, indicando que cargaba algo en sus brazos.

En distintas partes del camino aparecen huellas pequeñas que revelan la presencia de un menor de dos años que acompaña los pasos de quien sería su madre. Las pisadas son discontinuas, por lo tanto, hubo tramos en que el pequeño iba sobre los brazos de su madre y en otros, probablemente debido al cansancio, andaba por sí solo.

En un momento del recorrido que se extiende por kilómetro y medio, un perezoso gigante se detuvo para olfatear las huellas. Después de girar en todas direcciones, el animal decidió seguir su camino. Al igual que un mamut, para el que el rastro humano pasó desapercibido.

Hace 13 mil años atrás, el paisaje del Monumento Nacional de la Arenas blancas en Nuevo México era muy diferente, en lugar de dunas y escasa vegetación, la región estaba compuesta por pantanos en los que el lodo dificultaba el movimiento.

La vida de los Homo Sapiens en el final del Pleistoceno no era fácil, se organizaban en grupos cazadores-recolectores buscando refugio en cuevas y fabricando herramientas sencillas de piedra y madera.

Parte de las huellas conservadas durante miles de años en el lecho de un lago seco perteneciente a la cuenca de Tularosa, en Nuevo México, dan cuenta de la caminata prehistórica más larga jamás conocida.

Luego de llegar a su destino, las huellas demuestran que la mujer regresó sobre sus propios pasos, esta vez ligeros y propios de su peso, señal que indica que ya no cargaba al pequeño. Tampoco aparecen las huellas del menor, por lo que posiblemente la madre lo haya dejado con alguien de su grupo.

La misteriosa historia está abierta a diversas teorías, ¿por que caminaba tan rápidamente la mujer con su hijo a cuestas? ¿Escapaban de un peligro? ¿Quién esperaba su llegada y por qué volvió sobre sus pasos tras dejar al niño?

La evidencia arqueológica fue hallada por un equipo internacional de científicos de la Universidad de Cornell en Nueva York y de Bournemouht en el reino Unido, en conjunto con el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos.